En febrero de 2020 el pianista Chick Corea, junto con que era su trío en aquel momento, formado por el contrabajista Christian McBride y el batería Brian Blade, inició una gira por los Estados Unidos para presentar el que era su último disco, «Trilogy».
Lamentablemente todos los conciertos a partir de marzo de ese año tuvieron que suspenderse a causa de las restricciones impuestas por la pandemia del Covid (tú ya sabes, aquel virus exportado por la R.P. China y que causó millones de muertes en todo el mundo).
No es habitual que un trío formado por grandes nombres del jazz moderno acabe funcionando, ya sea por una cuestión de egos, o de lo que sea, pero lo cierto es que este funcionó. ¡Y de qué manera!.
En «Trilogy 3» se recogen ocho temas grabados a lo largo de los dos meses escasos que duró la gira del grupo, y en la selección se mezclan temas, prácticamente a partes iguales, tanto compuestos por Corea como por algunos de su músicos predilectos, y de esta manera aparecen dos piezas de Thelonious Monk 8«Ask Me Now», «Trinkle Tinkle») una de Bud Powell («Tempus Fugit»), otra de Cole Porter («You’d Be So Easy To Love») y una de Domenico Scarlatti («Sonata en re menor. K9. L413 Allegro») –una suerte de guiño a la música española ya que, aunque italiano de nacimiento, Scarlatti desarrolló la práctica totalidad de su carrera en Madrid.
El arranque con «Humpty Dumpty», un tema del pianista aparecido en 1978 en «The Mad Hatter», ya da las claves de lo que se va a escuchar durante el resto del álbum; jazz fluido y tangible, convincente en todo momento.
«Trilogy 3» ciera, al menos hasta el momento, la triada de discos que tiene como base «Trilogy» (2013), después de la aparición de «Trilogy 2» (2018), que acaban representado un muy destacado legado de uno de los grandes pianistas y compositores de jazz.
Justo un año después, el 9 de febrero de 2021, el pianista fallecía a causa de extraño cáncer. Tenía 79 años.
Delein.
http://www.distritojazz.com/discos-jazz/chick-corea-christian-mcbride-brian-blade-trilogy-3
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The gift that graciously and selflessly keeps on giving, Chick Corea, Christian McBride and Brian Blade, known far and wide by both young and old as Trilogy, comes to life once more on Triology 3.
Cut short by that global pandemic the world still cannot shake, these gloriously effusive live performances are gathered from the trio's final tour (February-March 2020), precisely a year before the pianist's death in February 2021 from a rare cancer. He was 79.
Bittersweet as that may sound, there are not (as there rarely were) any dark moments on Trilogy 3. From the charged jumpstart of "Humpty Dumpty"—its performance here quite possibly the tune's most fluid and bopping rendition since its 1978 debut on The Mad Hatter (Polydor)—Corea, McBride, and Blade are instantly inspired. McBride is effervescent. Blade rolls the tide. It is pure energy and lyric. Pure intuition and humble style. Corea takes the lead, stately, joyfully on "Windows," a burnished waltz from the pianist's mid-sixties songbook. He then commences to frolic amid Blade and McBride's masterfully breezy rhythmic dance.
That easy breezy groove begets the first of two jaunty Thelonious Monk classics, the snap happy "Ask Me Now" (Genius of Modern Music, Vol. 2 (Blue Note, 1952)) and the irresistible hurdles of "Trinkle Tinkle" (Thelonious Monk Trio (Impulse, 1954). Each performance is taken with the trio's seasoned aplomb and vigor. Sandwiched between Monk, Cole Porter's delightfully sassy "You'd Be So Easy To Love" oozes from these guys with an undeniable fervor.
Ever a Corea favorite, the trio imprints Domenico Scarlatti's "Sonata In D Minor" with a poppy bop fervor that compliments not only the 18th-century Italian composer but also the trio's nuanced genius with all musical styles no matter how modern or antiquated. First appearing on Chinese Butterfly (Stretch, 2017), the three have a field day with "Spanish Song" one of the pianist's more textured and playful late-period compositions. Bud Powell's bop masterpiece "Tempus Fugit" closes out Trilogy 3 on a high only these three can attain and sustain.
https://www.allaboutjazz.com/triology-3-triology-3-candid-records
1 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - Humpty Dumpty - 10:12
2 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - Windows - 09:35
3 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - Ask Me Now - 08:51
4 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - You'd Be So Easy To Love - 15:22
5 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - Trinkle Tinkle - 06:48
6 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - Scarlatti: Sonata in D Minor K9, L413 Allegro - 06:04
7 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - Spanish Song - 11:13
8 - Chick Corea, Christian McBride & Brian Blade - Tempus Fugit - 09:00
2025


Esas son sus verdades. Yo tengo otras.
ReplyDeleteLa pregunta es: “¿Alguien recuerda algo de Corea después de “Return to Forever”?” Todos sus discos han sido considerados como “grandes éxitos” según sendas campañas publicitarias y ha tenido mucho eco a nivel institucional (o sea, una piña de grammys al mejor nadie sabe el qué). Su nombre ha sonado una barbaridad. Se le ha considerado el par de Jarret, Hancock o Zawinul. Sin embargo, después de cada concierto, la crítica a nivel local de los últimos 40 años ha sido unánime: aburría. En el feudo de la cienciología, todo éxitos abrumadores. Y funcionaba muy bien en el “merchandising” de la secta, pero fuera de ese nicho ecológico la situación siempre ha sido adversa. Grabó dúos a montones con figuras punteras, muy célebres, pero tales trabajos, según la propaganda “apoteósicos”, han tenido siempre una notoriedad discreta.
¿Qué ha sido lo mejor de Corea? La etapa con Davis, en la que desarrolla su creatividad compositiva. Después tiene la mala fortuna de cruzarse en el camino de Stan Getz, uno de los peores parásitos que haya conocido el jazz, que para no variar logra que la Columbia ponga su nombre y estampa en el que quizás sea el mejor Lp de Corea, “Captain Marvel”. Cinco de los seis temas son composiciones de Corea (entre las que aparece la emblemática “La Fiesta”), la otra es de Strayhorn, ¿y a quién se atribuye el trabajo? Al saxo gordo, seboso y cabrón. Le comió la tostada, pero bien.
A principios de los años 70 se mete en la feria de Ron Hubbard y a mediados de esa misma época comienza la desbandada de “Return to Forever” y fundido en negro.
Este Lp cuenta con tres temas suyos “Humpty Dumpty”, “Windows” y “Spanish Song”. El segundo tuvo eco, porque se pagaba a otros instrumentistas para que lo promocionaran (entre ellos George Shearing). Después están tres temas bop; dos de Monk (“Ask Me Now” y “Trinkle Tinkle”) y uno de Bud Powell (“Tempus Fugit”), el standard de Cole Porter (“You'd Be So Easy To Love”) y el allegro de la sonada en re menor K9, L413 (me da que emplea la versión de Longo en vez de la de Kirkpatrick) por aquello de dejar claro que él también sabe entrar en el repertorio clásico como Jarret. Lo siento; el tratamiento de Jarret sí es clásico; el suyo, no. Y menos con el bajista haciendo nadie sabe muy bien el qué.
En la época del swing, cuando Armstrong era ya la figura indiscutible, la sociedad blanca galardonaba a Sinatra, Fred Astaire y tipos así. En la época de Parker, la figura de Hollywood era Harry James. Miles Davis no cambió las cosas. El músico “cool” de entonces era el fotogénico Chet Baker… Como el éxito de la música negra era imparable se crearon distintas categoría, como el R&B para que la música blanca contara muchísimo más de lo que valía.
Corea cosecha galardones, cuando la acción musical que cuenta realmente se halla en otros -de último en pianistas de la talla de Mabern o Barron-. ¿Cuál fue el precio que pagó por el éxito? Adherirse a un culto religioso que obra como un “lobby” en la industria del entretenimiento. Alguna pega menor tuvo (como ser prohibido en Alemania). Pero hay una mayor. Mi impresión es que le ocurre en la composición cuando se metió en la cienciología (probablemente para tener poder y evitar que otro Stan Getz volviera a levantarle la novia) como a Bertold Brecht cuando aceptó trabajar para la RDA. Logró mucho reconocimiento social cantando loas a Stalin y cientos de galardones, pero jamás volvió a realizar una obra que mereciera mínimamente la pena. Dicen no hay nada más bello que el canto del cisne moribundo. Quizás sea porque no teme nada. No tiene que cantar como le diga o lo que agrade a grupo de presión alguno en concreto.
Pude ver a Corea en 1995, solo al piano, fue una maravilla, claro fue en el siglo pasado, era otro Corea.
Delete;)
He tenido la fortuna de verlo cerca de una docena de veces. La primera vez, a principios de los años 80. Mantenía entonces un pique monumental con Jarret. Iba de estrella y se puso en modo “Köln Concert”, trabajo que nunca me ha impresionado. Ni a mí ni a nadie que escuche previamente “Silent Tongues” de Cecil Taylor (1974) o “African Piano” (1969) de ese monstruo que ha sido Abdullah Ibrahim “Dollar Brand”.
DeleteDe Corea me han dicho más sus grabaciones que sus conciertos. En cambio de Abdullah tengo un recuerdo inolvidable. En un concierto en Cannes dejaron un hueco entre el escenario y las sillas de los espectadores como salida de emergencia. El pianista andaba a lo suyo cuando unas adolescentes comenzaron a bailar en ese espacio. Abdullah dejó de ser “ipso facto” un pianista para sumarse al espectáculo de aquellas jóvenes danzando. Se transfiguró en el pianista rítmico que siempre ha sido, alentándolas. Seguro que has visto el cuadro de Matisse, “Dance”. Pues eso, pero en vivo. Era hipnótico ver aquellas chicas riendo y bailando mientras el pianista iba realizando para ellas una variación rítmica tras otra. Se cansaron ellas antes que él y cuando dejaron de bailar, él dejó de tocar se puso de pie y aplaudió a las improvisadas bailarinas, que salieron pitando, probablemente ruborizadas. Todos estallamos en aplausos a rabiar, hacia las jóvenes y el pianista. Fue una de esas experiencias absolutas que el arte a veces logra crear como fenómeno colectivo.
Corea y Jarret han sido pianistas magníficos. No lo pongo en duda. Pero Abdullah era un artista. Paraba la circulación. Hacía que la música fuera como una aspiración a una realidad mejor. Eso no queda prensado en los discos.
Que buen recuerdo. De Abdullah Ibrahim ha quedado de momento un álbum en el blog, veré de rescatar otros de las bóvedas de Ulozto
Delete;)