The ingenious artist we know as Michelangelo lived during the Renaissance in Northern Italy, and you could say that he was indeed a renaissance man—he was a painter, sculptor, poet, and an engineer all rolled up into one. Even though it has been some 450 years since his passing, his legacy remains one of the strongest on record. If the burgeoning art student of today wishes to learn from the best, he takes his notes directly from Michelangelo.
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Aunque Caravaggio fue bastante famoso en vida, lo era sobre todo por los escándalos, mas su estilo no predominaba en su momento… ni luego. Verismo psicológico, teatralidad y claroscuro no se impusieron cuando él vivía. Esto lo han querido creer la mayoría de los historiadores, pero el tipo que dominaba en su época (y luego) fue Annibale Carracci, de la Escuela de Bolonia. De no haber estado entre sus seguidores un tal Velázquez, que tenía de su parte el favor real, y un tal Rembrandt, avalado por la burguesía de la ciudad libre de Amsterdam, el favor por Caravaggio habría durado lo que el estilo Grace Jones. En el período inmediatamente posterior a la muerte de Caravaggio sus contemporáneos italianos se decantaron por ensalzar la figura de Carracci y su estilo de pintura. Sus discípulos coparon todos los puestos académicos que importaban. Hubo pintores de la escuela de Bolonia a patadas, que hoy no importan a nadie: Francesco Albani, Guido Reni, Sisto Badalocchio, Giovanni Lanfranco, Guercino, etc.
ReplyDeleteCon Botticelli y Vermeer el tema fue peor, porque no hubo un Velázquez, ni un Rembrandt que los pusiera en valor. Prácticamente fueron los historiadores del arte alemán quienes les dieron una importancia desmedida, aunque no por ellos, sino accidentalmente, para cagarse con ganas en la pintura francesa -particularmente el Rococó-, la pintura de uno de sus enemigos políticos tradicionales. Lo que quiero decir es que el valor artístico no suele ser lo que más importa y no tenemos ni pajolera idea de en qué estima tenían sus coetáneos a Miguel Ángel o a Leonardo, por ejemplo.
Y con el resto del arte acontece igual. Tampoco es claro que la aceptación por Miguel Ángel y Leonardo, que ahora damos por un hecho, siempre existiese. El primero fue tenido por un obsceno (de manera que se encomendó a Volterra que cubriera los desnudos de la Sixtina ganándose a pulso el apodo de “Il Braghuettone”) y el segundo se le suponía un gay de marca. “San Juan Bautista” fue una de las obras que estuvo cerca del fuego unas cuantas veces, por poner un ejemplo, pues mostraba la ambigua sexualidad de Salai, su discípulo predilecto con el que pasaba horas y horas en sus aposentos.
¿Serán relegados Rosalía, Taylor Swift o Maluma a la poza séptica a la que creo que pertenecen por derecho propio? ¿O es que no soy capaz de apreciar el valor capital que llegarán a tener para los historiadores y melómanos del futuro?
Ni idea. Hace poco hemos topado por aquí con un julay un poquito retardado para quien las manipulaciones de Van Gelder son magistrales. No había vuelto a escuchar una gilipollez parecida desde hace unos 30 años. No quise entrar a comentar “Soul Searching” de Shirley Scott, porque la estridencia sistemática del Lp de Gelder es de órdago. Quizás en el futuro se vuelva a apreciar algo así, pero hoy en día no.
En los años 40 a los ingenieros de sonido (blancos) les dio por hacer reverberar los temas de Parker. La corrección de esas piezas ha llevado décadas, pero puede que en el futuro la moda cambie y que se vuelva a considerar “normal” desde esos efectos hasta la segregación en los servicios por razas. No creo que ello se deba a una cuestión estética, sino al número. Lo malo de los idiotas no es que sean idiotas, sino que además suele haber demasiados. La educación, cada vez peor, sigue siendo la manifestación más evidente de un estado fallido.
;)
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