egroj world: Rabih Abou-Khalil • Arabian Waltz

Thursday, December 4, 2025

Rabih Abou-Khalil • Arabian Waltz

 





Tracks:
1 - Arabian Waltz
2 - Dreams Of A Dying City
3 - Ornette Never Sleeps
4 - Georgina
5 - No Visa
6 - The Pain After


Credits:
Cello [The Balanescu Quartet] – David Cunliffe
Drums [Frame] – Nabil Khaiat
Oud, Composed By, Arranged By, Design [Cover Design] – Rabih Abou-Khalil
Performer – The Balanescu Quartet
Tuba, Serpent – Michel Godard
Viola [The Balanescu Quartet] – Paul Martin
Violin [The Balanescu Quartet] – Alexander Balanescu, Clare Connors

1996





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2 comments:

  1. No puedo por menos de entrar a comentar un trabajo en el que esté presente el incombustible Michael Godard, pero comencemos por el principio.
    Un elemento extramusical que me agrada de este laudista libanés es el hecho de que cuida los trabajos discográficos tratando de introducir (cuando le dejan) diseños gráficos de su propia factura. Aparte de delicados y de saber conjuntar bien los colores, es toda una declaración de principios: Rabih no se presenta sólo como músico, sino como artista. Lo primero es una categoría técnica. Lo segundo es existencial, un modo de ser.
    Aunque las armonías de Rabih sean orientales, compone dentro de los parámetros de la música clásica y, hasta donde llega mi conocimiento, es menos devoto del jazz, que de la música de Astor Piazzolla.
    Si Anouar Brahem libera la forma musical de los sones tunecinos para oud a la manera del saxo de Coltrane (forzando la aparición de compases irregulares o las magníficas, pero inusitadas modulaciones a base quintas en los solos), Rabih ajusta el folklore libanés (que es bastante irregular) a un patrón clásico. Esto permite una instrumentación muy amplia, pero da sensación de encajonamiento. Cada tema suena muy medido y la armadura armónica no constituye un fondo sobre el que los instrumentistas improvisen. En otras palabras: el 98% de lo que los conjuntos de Rabih tocan es transpiración, o sea, está tan escrito como un septeto de Beethoven.
    No es necesario ser Einstein para darse cuenta de la premeditación de cada uno de sus temas. Los instrumentos van al unísono, el ritmo es regular (los cambios de ritmo van uno tras otro, nada de la polirritmia que en sus momentos más afortunados acompañaba a Elvin Jones) y los instrumentistas miden compás a compás. Nadie se desmelena (salvo Godard, claro, que aporta el 2% de la inspiración al conjunto).
    Se echa de menos aquí el elemento azaroso que implica la improvisación (aunque ésta sea algo medida tanto más cuando más tablas tenga el intérprete). Aquí ese margen es mínimo. Salva los trastos Michael Godard (por ejemplo en “No Visa”), pero salvo los momentos “fou” del tuba, el resto del conjunto va por rieles. Hasta el presunto solo final de Rabih en “The Pain After”, el momento más evidente en que el oud asume protagonismo, es el equivalente a la cadencia tradicional de la música vienesa (suena inevitablemente a Fritz Kreisler).
    Un buen aporte, Mich. Yo lo tenía almacenado en alguna parte gracias a rutracker y ha sido grato para mí recordar a Godard, un instrumentista muy infravalorado (probablemente por su elección instrumental Ray Drapper) y un hombre que tiene mucha gracia y la suerte del enano en todo, salvo en las mujeres. Ahí donde le ven, un anticlimax de Rodolfo Valentino, tiene un carisma endiablado y, parecerá increíble, pero doy fe de que hace unos 30 años las levantaba en pala (y eso que siempre anda sin un duro el tío). Mas esa es otra historia.

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    1. 𝘾𝙤𝙢𝙤 𝙨𝙞𝙚𝙢𝙥𝙧𝙚, 𝙪𝙣 𝙞𝙢𝙥𝙚𝙘𝙖𝙗𝙡𝙚, 𝙨𝙖𝙗𝙞𝙤 𝙮 𝙚𝙣𝙧𝙞𝙦𝙪𝙚𝙘𝙚𝙙𝙤𝙧 𝙘𝙤𝙢𝙚𝙣𝙩𝙖𝙧𝙞𝙤, 𝙦𝙪𝙚 𝙨𝙚 𝙖𝙜𝙧𝙖𝙙𝙚𝙘𝙚 "𝙈𝙞𝙘𝙝"𝙖𝙢𝙚𝙣𝙩𝙚. ♪♫ 𝙎𝙖𝙡𝙪𝟮 𝙖 𝘼𝙈𝘽☺𝙎. 𝙈𝙞𝙘𝙝𝙚𝙡. 🖖😎

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